COLUMNISTASEstela Saldain

LOCUACES

 

Por Estela Saldain

Hablar en público no es tarea fácil. Hablar en  público y bien, mucho menos. En algunas profesiones el no hacerlo es excluyente. Sin embargo, hablar ante el público no es inalcanzable.

Maestros, periodistas, empresarios, comunicadores, ceremonialistas, conferencistas, abogados, quienes hacen la tarea en casa,lo  hacen habitualmente como un verdadero y único don. No se puede negar que algunos son artistas en el ejercicio de la palabra, pero no todos necesariamente tienen esa destreza innata. Muchas veces, la habilidad de hablar en público y cautivar al auditorio son el resultado del aprendizaje de técnicas de oratoria. De exhaustivas búsquedas de información sobre el tema a desarrollar y realizar una eficaz e inteligente selección de esos recursos. Verificación de la veracidad de las fuentes consultadas. Observación y aplicación del lenguaje corporal. De entrenamiento y de “dar el salto”, fuera del miedo.

¿De qué se va a hablar? 

Los motivos para hablar en público pueden ser diversos. Por razones laborales, familiares, porque en algún momento de la vida también puede hacerse necesario hablar con los hijos, la pareja, los amigos. Definir el tema en cualquier circunstancia, es el primer paso para comenzar a construir el discurso.

Búsqueda 

Para abordar el tema elegido, independientemente del conocimiento previo que se posea, es recomendable realizar una búsqueda que contenga los últimos artículos, notas, videos,  reels, etc., sobre el mismo. Los objetivos de ello son tres: 1) dejar claro que se conoce el tema en profundidad, 2) que se está actualizado y ello dará un “plus-valor” a la exposición, 3) verificar que lo que se vaya a decir no fue expresado con anterioridad, evitando así que pueda tildarse de plagio. En el caso de utilizar información que ya fue dada a conocer por otros, es aconsejable citar en el discurso al autor/es. Incluirlo no quitará protagonismo a la palabra del ponente sino, confirmará la investigación que se hizo previamente agregándole valor a la alocución.

Selección de la información y verificación de las fuentes

Internet es una herramienta que entre otros usos, permite facilitar la recopilación de información y reducir el tiempo de búsqueda notablemente.  Puede hacer un relevamiento más amplio del material disponible sobre diferentes temas. Sobre un mismo asunto, tiene la capacidad de traer un gran número de información; pero carece de un agudo criterio de selección del contenido. Este trabajo concierne -o por lo menos así debería de ser- a quien hará la presentación, porque sabrá con exactitud lo que desea transmitir. 

No solo se vive de Internet, es bueno incorporar otras formas como los libros para enriquecer el discurso. Por supuesto, libros que aporten significativamente a la exposición. Tomarse un tiempo para conocer y elegir el material más adecuado, incluyendo aquellos puntos de vista distintos a lo ya establecido, podría aportar marcando una diferencia a favor del hablante. 

Otro punto importante a tener en cuenta, es la verificación de la fidelidad de las fuentes. Algunos documentos podrían resultar muy apropiados para el desarrollo del tema, pero si no se tiene la certeza de su origen, es aconsejable no incluirlos.

Vale recordar que la incorporación de información “nueva”, tendrá que hacerse con un acotado y sólido contexto. De forma concreta, que no genere dudas de la veracidad y con argumentos firmes que puedan defenderse fehacientemente, ante un auditorio que lo cuestione. En síntesis, para hablar en público siempre se debe de estar preparado por lo tanto, si  se va a exponer sobre lo que nadie dice, siempre se debería de estar muy bien preparado.

Estilo

Con una Lengua Española que el usuario modifica diariamente ya su gusto, pueden surgir dudas a la hora de dirigirse al público. Lo que se recomienda, es que se haga un reconocimiento previo del auditorio: costumbres, franja etaria, cultura, intereses. Esto permitirá que se tenga una idea de cómo iniciar la presentación. Si por algún motivo no resulta posible, el respeto hacia el público será la mejor guía. Expresiones tales como: “señoras”, “señores”, “buenas tardes”, “sean bienvenidos”, “buenos días”, “es un honor recibirlos” entre otras, nunca pasarán de moda y siempre serán bien recibidas. En cuanto al lenguaje inclusivo, cada orador será libre de utilizarlo. De elegirlo, es importante tener en cuenta que la RAE no lo considera como una forma correcta de expresarse.

Puesta en escena

Luego de terminada la composición del tema, realizados los ajustes de ortografía y puntuación, se sugiere una lectura general. La misma tiene como objetivo, conocer el contenido en su totalidad y ordenadamente. Se recomienda realizarla en voz alta, dado que al hacerlo los errores que aún podrían perdurar en la escritura, se harán más notorios y podrán ser identificados y corregidos sin mayores inconvenientes. 

La voz, el lenguaje corporal y las emociones

Cuando se haya finalizado con la primera lectura, se realizará una segunda pero el objetivo será diferente: observar la voz, determinar el tono y la intención que se le dará al discurso. Recuérdese, que hablar es un acto de comunicación pero no solamente se comunica con el habla. También con las variaciones en la voz, el lenguaje corporal y la emoción que se manifieste. Al concluir con la preparación del discurso, es conveniente realizar un “feedback” con alguien que sea totalmente objetivo en sus apreciaciones pero no necesariamente un experto en el tema. De este modo se comprobará la claridad de la exposición y el tiempo que tendrá de duración. Su colaboración será muy valiosa y permitirá, hacer esos últimos detalles que podrían haberse pasado por alto.

El miedo

Las personas que hayan tenido que hablar en público, en menor o mayor medida han pasado por emociones como miedo, nervios, olvidos y en el peor de los casos bloqueos. Toda esta catarata de sentimientos, se superan con entrenamiento. Hablar en público es un desafío por el que todos deberían de pasar alguna vez. Hasta los oradores más experimentados sienten una pizca de nervios, pero los transforman en calma, acción y crecimiento en su discurso, captando la atención de todo  el auditorio. Los nervios, rara vez son percibidos por el público como el expositor lo siente. Es un proceso interno que se puede controlar con respiraciones prolongadas, pausadas, inspirando y expirando serenamente entre otras técnicas.

Hablar en público es un acto de comunicación en el que se comparte conocimiento, se expresa no sólo a través de la palabra sino también del cuerpo y se transmiten sentimientos y emociones. Hablar en público, es dar el salto más grande que es exponer y exponerse, fuera del miedo. 

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