COLUMNISTASManuela Alejandra Laynes

ESFUERZO, DEDICACIÓN Y CONSTANCIA LOS APELLIDOS DE LAS MADRES

Por Licda. Manuela Alejandra Laynes 

Gracias a que alguien tiene una visión diferente, muchas mujeres hemos logrado estudiar y encontrarnos en un ámbito distinto al que les tocó sobrellevar a muchas mujeres de nuestras familias. 

En mi caso, mi mamá quedó huérfana a la edad de 7 años, tuvo que hacerle frente a la vida de la mano de su papá y su tía para apoyar en la crianza de tres hermanitos. 

Trabajó duro, y lo sigue haciendo.  Su objetivo principal para mi hermano y para mí, era que no tuviéramos que trabajar tan duro como a ella le había tocado.  A pesar de conocer a tan temprana edad una vida llena de trabajo, ella se lo disfrutó, según dice y le hizo frente con su mejor cara.  

Cuando inició su vida junto a mi padre, su ilusión era que sus hijos lograran profesionalizarse, aunque mi papá era más práctico y consideraba que al llegar a una edad de adolescente deberíamos iniciar a buscar una fuente de ingresos.  Sin embargo, mi mamá no lo permitió.  Le explicó a mi papá la importancia que tenían los estudios y consiguió que pudiera continuar los estudios básicos y una carrera a nivel medio como secretaria.  Con ese triunfo logrado, ella se daba por servida, pues ya la Universidad quedaba a decisión mía si la debía continuar, aunque ella muy en lo interno si quería que yo siguiera superándome académicamente. 

Gracias a sus consejos y los de mi papá, conseguí un trabajo y continúe con mis estudios superiores, que por algunos años se estancaron dada las exigencias laborales en cuanto horario y desplazamiento. 

Pero a qué viene todo esto, pues es un homenaje a esa mujer que no permitió que yo continuara un trabajo informal, que no tiene nada de malo porque se generan ingresos, pero ella quería “romper el círculo” me dice, en que la familia seamos personas que tengamos herramientas diferentes para ayudar a otros que no han tenido la misma fortuna. 

Ese esfuerzo, dedicación y constancia de mi madre, ha permitido que ahora tenga la oportunidad de escribir una columna como esta, la cual le mostraré con mucho orgullo, pues es el fruto de su perseverancia para que yo no me quedara en una actividad “tan simple” como la de ella.  Aunque de simple no tiene nada, pues es una mujer muy sabia que sabe de administración tanto del tiempo como de recursos económicos, de medicina, de organización de eventos, de publicidad, de emprendimientos y demás, que, si bien no recibió cursos en un aula, los recibió de una forma más práctica con el negocio que día a día aprendió a atender con la tía mamá que se hizo cargo de su formación. 

Uno nunca se imagina, cuanto conocimiento pueden tener las madres en las actividades que de manera diaria realizan y eso me trae a la memoria un episodio de la serie The Simpsons, donde Liza no quiere ser como su mamá, pero está muy equivocada debemos ser como ellas, pues aman con todas las fuerzas que uno jamás se imagina, que son capaces de hacer las cosas más insospechadas por ver el bienestar de su familia. Y no lo hacen como sacrificio, lo hacen porque hay un sentimiento llamado amor que las impulsa a hacer las cosas de la mejor manera para ver a otros triunfar, esos triunfos y oportunidades que ellas en su momento no tuvieron. 

Y cuando alcancemos esos triunfos, no olvidemos de dónde venimos, no olvidemos la trayectoria de las mujeres de la familia, que si bien no tuvieron una oficina tuvieron lo más valioso que muchas madres tienen, el coraje por vivir y luchar para sacar adelante a sus hijos e hijas. 

Con esta columna mandó un gran abrazo a todas las madres de los rincones del mundo y darles las gracias por ese amor incondicional que tienen para su familia.

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